Pistas de esquí en el desierto, máquinas expendedoras de lingotes de oro, archipiélagos artificiales en forma de palmera... Dubai no rehuye los excesos. Pero hay más en esta floreciente ciudad que ostentación y glamour. Sol interminable, amplias playas de arena dorada y brillantes aguas azules del Golfo Pérsico son también algunas de las maravillas que este destino te depara.
La mejor época para visitar Dubái es en septiembre y abril, cuando hace sol pero no hace demasiado calor.
Si bien gran parte del hemisferio norte está nublado durante el invierno, la ciudad continúa ofreciendo cielos brillantes y temperaturas suaves.
Las temperaturas se disparan de mayo a agosto, por lo que los precios de los hoteles bajan y las multitudes se dispersan. No recomendamos la visita a no ser que seas capaz de tolerar el calor extremo o si planeas pasar la mayor parte del tiempo dentro de los edificios y centros comerciales con aire acondicionado.
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