Conocida como la isla del hielo y el fuego, Islandia es uno de los destinos más especiales que se pueden visitar en el mundo, y está llena de sitios que merece la pena visitar. Mezclando volcanes, glaciares, cascadas, desiertos, cuevas de lava y por supuesto auroras boreales, Islandia es la tierra más joven del mundo, todavía en formación, y un lugar donde sentir la conexión con la naturaleza.
La mejor época para viajar a Islandia y contar con un clima más benévolo es, por supuesto, el verano (junio, julio y agosto) con sus 24 horas de luz. En estos meses, las temperaturas son más agradables (durante los días de temperaturas más bajas en verano se llega a los 8°C, mientras que un día bueno en esta época del año puede llegar a los 14°C) y los paisajes cambian, volviéndose mucho más coloridos que cuando la isla está cubierta de nieve. Sin embargo, en estos tres meses, el precio de los hoteles es mucho más elevado, siendo temporada alta de turismo y con muy poca oferta de alojamiento. En cambio, en noviembre y marzo podréis avistar las increíbles auroras boreales en el cielo nocturno, y es un invierno más suave.
En los meses de abril, mayo, septiembre y octubre el tiempo no es para nada malo y la afluencia de turistas es menor. Además, durante los primeros días de abril aún se pueden avistar las auroras boreales, igual que durante el mes de octubre.
Islandia en pleno invierno (meses de diciembre a febrero) tiene un clima muy duro, e incluso se llegan a cortar muchas carreteras por las heladas, sobre todo el norte de la isla. Sin embargo, durante estos meses los visitantes tendrán la oportunidad de asistir en directo a un espectáculo de las increíbles auroras boreales en el cielo nocturno en su máximo esplendor.
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